jueves, 12 de julio de 2012




Y salgo de entre tus sábanas y te miro. Torso al descubierto, dejándome ver tus perfectos abdominales esos que me vuelven loca, duermes como un niño pequeño y tu pelo está tan despeinado que es hasta sexy. Me muerdo el labio indecisa. Quiero despertarte, robarte de ese sueño precioso que estarás teniendo conmigo y comerte a besos, robarte el aliento ya desde primera hora de la mañana y retenerte en la cama por una vez. Porque los domingos son para pasarse todo el día en la cama, son para que me traigas el desayuno, para que me mates a cosquillas, para que nos escondamos debajo de la cama y allí no besemos sin parar, para que hagamos el amor miles de veces. Son para que nos queramos, aislados del mundo, sin el reconocimiento del paso de los segundos. Domingo eternamente. Finalmente no lo resisto, me echo encima tuya y te beso con dulzura, mientras tu me regalas la primera maravillosa sonrisa de un largo día.

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