miércoles, 26 de diciembre de 2012



 Llegó el silencio, para que nuestras manos empezarán a hablar, Tu aliento en mi cuello. Nuestras respiraciones sincronizadas. Estábamos en una especie de guerra, en la que perdía el primero que dejara de dar besos. Buscando cada simple lunar que pudiéramos encontrarnos y recorriendo cada milímetro de piel que nos era posible. Cansados, pero con ganas de más. Miles de sensaciones dentro de nosotros, todas ellas que queríamos dejar salir. Y es que en cada simple caricia o roce, nos podíamos dar cuenta que nos necesitábamos como al oxígeno para respirar.



'Iba subida en tacones de 15 cm y el vértigo solo existía al mirarle a los ojos.'